Opinión: El reporte financiero, una herramienta frente al cambio climático

Vivimos en un planeta que hoy enfrenta el mayor reto de su historia: la emergencia climática. Los impactos que la ciencia comunica, en cualquiera de los escenarios de incremento de la temperatura de la tierra, tienen y tendrán importantes afectaciones en nuestra sociedad, naturaleza y economía. Ante ello, y por los riesgos que el fenómeno climático representa, el sector financiero debe posicionar a la sostenibilidad como un factor indispensable en las decisiones de inversión. La próxima publicación (a finales de junio) de las normas S1 y S2 sobre sostenibilidad y cambio climático del Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés) es un paso importante en esta dirección.

Estas nuevas normas surgen para solucionar un problema existente: a pesar de que los reportes de sostenibilidad son ya una práctica común en muchas empresas y países, pocas veces tienen verdadera injerencia en las decisiones financieras. Además, la diversidad de metodologías que se utilizan para reportar esta información, la hace poco comparable, e incluso puede ocasionar incertidumbre y altos costos.

Adoptar normas claras sobre la materialidad financiera de los factores Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) y climáticos es indispensable, ya que cada vez hay más evidencia del impacto que éstos tienen en los negocios y no considerarlos equivale a desatender riesgos reales, así como oportunidades.

Como respuesta, el ISSB busca establecer un lenguaje único, así como estandarizar cómo y qué debe reportarse a distintas audiencias acerca del manejo de la sostenibilidad y los factores climáticos de una institución. De esta manera, estas normas crean las condiciones para que se incluya a la sostenibilidad y el cambio climático como otro indicador financiero que evaluar para tomar decisiones.

La construcción de las normas del ISSB siguió un proceso de consulta robusto que garantiza que responden a las necesidades reales del mercado. Además, parten de la incorporación de los marcos, metodologías y estándares ya existentes y comúnmente utilizados en el mercado internacional.

Así como sucede con otras normas contables internacionales, tras la publicación de la versión final de las nuevas normas del ISSB, cada país decidirá en qué plazo y con qué alcance adoptarlas. En México se espera que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) y el Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera (CINIF) establezcan las reglas para que las entidades financieras las adopten en 2024. Estos cambios son positivos, pues permiten al sector financiero aumentar su resiliencia frente al cambio climático, proteger sus activos de pérdidas por riesgos físicos y de transición, y conocer las oportunidades para aumentar estratégicamente sus rendimientos en el camino hacia economías cada vez más descarbonizadas. Desde la Iniciativa Climática de México, trabajamos a través de nuestro proyecto LACADI (sobre divulgación de activos climáticos) para apoyar a las entidades financieras a avanzar en la alineación de sus operaciones y modelos de negocio con la transición que necesitamos urgentemente para hacer frente a las causas y consecuencias de la crisis climática. Entérate de cómo aquí: https://lacadi.transforma.global

*Jorge Villarreal es miembro fundador de la Iniciativa Climática de México (ICM), donde actualmente es director de Política Climática. 

Publicación original disponible aquí.

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